Leyendas de la llorona del Perú
Una leyenda que nace en México y se extiende a Latinoamérica, incluyendo al Perú. Hablemos un poco sobre los orígenes de la leyenda de la llorona del Perú, además de describir está leyenda que en la actualidad sigue vigente.
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Origen de la llorona del Perú
La leyenda del Perú tiene su origen en la época colonial, en aquel tiempo existía una joven llamada Carla Tuesta de Soldevilla y Rosario de los Santos, esta señorita era hija de un poderoso y adinerado hacendado. La joven se enamoró perdidamente de un caballero común y aceptó tener amoríos a escondidas de su poderoso padre, amorío que duró poco porque al enterarse el padre, le produce un infarto y muere debido al disgusto.
La leyenda de la llorona de Perú
Carla Tuesta de Soldevilla y Rosario de los Santos era una noble señorita, hija de un limeño hacendado que le brindó una vida llena de lujos y riquezas a su hija. La señorita luego recibiría el nombre de la llorona, aunque ella era una joven simpe y hermosa, muy cándida, rebosante de alegría y amor que alumbraba los días de su orgulloso padre.
La linda jovencita cuya mirada estaba llena de ternura y candor, con el pasar del tiempo llega a conocer a un joven y termina enamorándose perdidamente de él, que desde el mismo instante quedó impregnado de ella y le juró amarla eternamente. Luego de casi un año de haber conocido al joven, el padre de Carla Tuesta de Soldevilla y Rosario de los Santos, muere debido a un paro cardíaco agudo.
La joven amaba mucho a su pretendiente, es por ello que le dio acceso a los negocios importantes de su padre. Al pasar el tiempo, los negocios se volvían más prósperos, pero el joven no terminaba por formalizar su relación con la linda muchacha, incluso ya la joven le había dado 3 hijos; la trataba de forma malcriada, era parco y le tenía poco respeto.
Decide encarar para resolver la situación
Un día Carla se decide encararlo para resolver su situación, pero al entrar al dormitorio de la Mansión donde él descansaba, encuentra al caballero con otra dama que fingía ser su amiga y que además había enviudado. La joven de la rabia toma una vara metálica y le da dos golpes certeros, transformando a la cándida y tierna joven en la peor asesina de la época.
En medio de su dolor y arrebato se dirige hasta la habitación de los niños y termina con sus vidas, para no recordar el engaño del joven en el rostro de sus pequeños, en pocos minutos retoma la conciencia sobre sus actos. Es allí donde se da cuenta de su terrible actuación, Carla Tuesta de Soldevilla y Rosario de los Santos atenta contra su humanidad y desde aquel día cualquier hombre infiel que se le atraviesa recibe un horrible castigo y un dolor indescriptible.
