DON GIOVANNI

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ERIKA GRIMADLI Y ARMANDO GAMA EN DON GIOVANNI

La ópera es un género musical que en ocasiones es visto como lejano, arrogante y tal vez hasta aburrido; sin embargo, ¿cómo podría serlo un género que aborda las relaciones y pasiones humanas? También podríamos pensar que los cantantes de ópera son igualmente aburridos y arrogantes, nada más lejano de la realidad; al menos no lo son Erika Grimaldi ni Armando Gama, quienes con una gran sonrisa, actitud y carisma nos cuentan un poco sobre sus destacadas trayectorias; ambos son parte del elenco de Don Giovanni, una de las óperas más famosas y representadas de Mozart; en dos actos con libreto en italiano de Lorenzo da Ponte y estrenada en el Teatro de Praga en 1787.

Este 2015, la Ópera de Bellas Artes y el Festival del Centro Histórico coproducen esta puesta en escena del clásico operístico de Mozart, que cuenta con un gran elenco integrado, además de nuestros dos entrevistados, por Christopher Maltman, Olivia Gorra, Ernesto Ramírez, Ramón Vargas, Angélica Alejandre, Juan Carlos Heredia y Guillermo Ruiz. Con Srba Dinic como director concertador; puesta en escena: Mauricio García Lozano; diseño de escenografía, Jorge Ballina; director huésped del coro, John Daly Goodwin; diseño de iluminación, Víctor Zapatero; diseño de vestuario, Jerildy Bosch; coreografía y movimiento escénico, Gina Paris.

El papel de doña Anna, en DON GIOVANNI, es representando por la soprano italiana Erika Grimaldi, quien por primera vez pisa un escenario de América Latina. Nacida en Asti en 1980, graduada con honores del Conservatorio Guiseppe Verdi en Turín, en canto y piano, es considerada una de las grandes revelaciones en el mundo de la ópera.

Inició en el mundo de la música desde muy pequeña, con apenas cinco años empezó a tomar clases de piano. Sus papás sin ser músicos profesionales son pianistas, de manera amateur; además su mamá cantaba en un coro, lo que definitivamente la marcó en su gusto por la música.

Ganadora de múltiples premios, Erika Grimaldi, pasó del piano al canto, al tener que tomar una clase obligatoria cuando estaba en el conservatorio, Canto coral; el profesor le pidió hacer una audición para comenzar a estudiar dicha materia, ella no quería porque no le gustaba, aun así se presentó a la audición y la eligieron. El primer año de estudio le pareció terrible, pues no le encontraba el significado al canto, ella sólo quería tocar; el segundo año le pareció menos terrible, pues dice haber encontrado el sentido y amor al canto; en su tercer año escuchó la ópera Serva Padrona, representada por estudiantes y cuando vio la forma en que el cantante principal hacía su papel, supo que ella quería cantar con esa pasión.

Empezó entonces a participar en pequeños concursos, ganó algunos, otros no; cuando se dio cuenta que estaba lista para cantar decidió participar en algunos certámenes importantes, pero al no ganar ninguno, se cuestionó si de verdad estaba hecha para cantar, si su motivación era solamente por gusto o solamente no estaba lista. Después de un tiempo, alrededor del 2008, ganó el premio de Voces Líricas en el Concurso Europeo; que ella misma estableció como su última oportunidad para saber si estaba hecha para el canto.

Erika afirma que la confrontación con los colegas, musicalmente hablando, es muy importante para saber si estás listo o no, si tienes el nivel adecuado o no; pues la realidad del canto hoy es muy distinta a lo que sucedía en el pasado, el desarrollo de la lírica, la interpretación, la dirección escénica, todo ha cambiado. Hoy en día hay direcciones escénicas muy modernas y por lo mismo el tratamiento es distinto; por ello, es de gran importancia participar en los concursos.

En Italia muchos de los concursos tienen como premio un papel en una de obra, lo que ayuda mucho a adquirir seguridad, pues aunque en la escuela te enseñan muchas cosas, la experiencia y práctica se da sobre el escenario, ya que además de saber cantar, hay que saber cómo moverse y cómo es la relación con el espacio del escenario.

Al preguntarle sobre el personaje de doña Anna, cuenta que no es la primera vez que lo representa y el reto para ella se da siempre en la preparación previa, pero en el escenario siempre es un gran placer, porque además el personajes es parecido a ella.  Afirma que todos los personajes son fáciles y difíciles al mismo tiempo, pero hay personajes similares a uno y por ello son un poco más fáciles de interpretar; también hay personajes más complejos y exigen mucho más como el de Mimí en La Boheme, pues durante el estudio de este personaje, se sintió angustiada, sobre todo en el tercer acto, comprendió entonces que cuando se está en el escenario no pueden pasar este tipo de cosas, porque no te puedes concentrar y vocalmente no puedes dar lo mejor, a veces hay que alejarse un poco del personaje para verlo un poco frío, alejando puntos de vista personales y poder interpretarlo.

Respecto a la Ciudad de México, dice haberle sorprendido mucho pues había escuchado tantas historias no sólo de la ciudad, sino del país que no sabía qué esperar de la gente, cuando llegó se sorprendió de manera positiva, le gusta mucho el carácter de la gente, la comida, la única dificultad con la que se encontró fue la altitud, pues para cantar es un poco difícil, pero después de unos días se acostumbró.

Por su parte, el barítono Armando Gamma, realiza el papel de Leporello. Nacido en la Ciudad de México, inició sus estudios en la Escuela Nacional de Música de la Universidad Nacional Autónoma de México, para continuar en la Escuela de Artes Vocales de Filadelfia, Estados Unidos, cuenta cómo desde que se es estudiante uno tiene mucho contacto con el medio, pues deben realizarse varias actividades como  asistir a ver a los maestros o a los cantantes favoritos.

 giovanni

En el caso de Armando, él tuvo la oportunidad de hacer una audición para cantar con el Coro de Bellas Artes, en donde se quedó por diez años, a la par hacía algunos papeles, sobre todo personajes menores que dan la experiencia y confianza sobre el escenario.

Siete son los personajes que ha representado y le parecen los más difíciles, todos de la ópera Muerte en Venecia;  claro dice que a todos los personajes les toma un cariño especial y que todos representan un reto. Después de Don Giovanni seguirá dando clases de canto en la Escuela Vida y Movimiento del Centro Cultural Ollin Yolitztli, siguiendo preparando obras.

En cuanto a la docencia, afirma que las clases son una gran responsabilidad, pues cuando hay alguien que no es para el canto, se le debe hablar con la verdad y aunque decirla puede ser muy duro, es preferible a tener que mentirles a los alumnos.

Todos los públicos tienen sus particularidades, pero el favorito de Armando es el de la Ciudad de México, porque ya saben cómo eres y esperan siempre resultados positivos, además tener a Bellas Artes como escenario es grandioso.

Al preguntarle sobre cuánto tiempo ensayan, cuenta que no se puede practicar todo el día, así como no podemos hablar todo el día; lo importante es calentar, desarrollar y practicar para estar en buena condición pero no más allá, porque entonces esto puede traer complicaciones; uno prepara y estudia previamente, pero la práctica no es de todo el día.

Don Giovanni se presentará el jueves 19, domingo 22 y 29 y martes 24 de marzo en el Palacio de Bellas Artes. Boletos$650, $500, $400, $250, $150.

Por Reyna Domínguez

@concharey en Twitter

Foto principal de Julio Rodrigo

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